Así comienza la novela:
No iba a beber
cerveza para ahogar las penas.
Pedí un whisky doble allí mismo, en la barra,
y me lo tomé de un trago sentada en el taburete alto.
El origen
de Adriel
B., se inspira en el comentario que en cierta
ocasión le hiciese Ernest Hemingway a un íntimo
amigo suyo, al hablarle de sus principios como escritor.
En ese comentario, Hemingway, confesó que llegaba
a derramar lágrimas de amargura, cada vez que los
editores le rechazaban sus manuscritos devolviéndoselos
con una fría nota.
Esta confesión,
unida a la reconocida dependencia alcohólica del
novelista norteamericano, hizo que se me ocurriese unir
ambos aspectos, el escritor desconocido a quien nadie considera
y la personalidad alcohólica, creando un personaje,
en la presente circunstancia femenino, en el cual se dieran
cita los dos extremos.
Adriel B.,
su desesperada lucha por sobrevivir como escritora, sus
amores apasionados, su trágica promiscuidad, su continua
huida del mundo real a través del alcohol, eso es
lo que vas a leer en esta novela que disecciona sin concesiones
las intimidades de un problema en cuya magnitud nadie parece
reparar porque todos somos bebedores sociales aunque no
todos seamos alcohólicos.
estrellacardonagamio.es,
13.5.2007